Post-ulación.

(Photo: MT//)















Me hubiese gustado nacer en España [por poner un país de otra galaxia],
para hablar con la Z y pensar con la nariz antes de escribir lo que se me ocurra,
cuando aseguro que las paredes me hablan.
Pero yo nací donde nadie me conoce,
y se jactan de rectificarlo cuando ponen en una cuerda de malabarismo mi estado emocional, [todavía nadie es capaz de llegar a adivinar de lo que soy capaz con todo y cacofonía porque nadie se toma el chance de columpiarse conmigo, incluyendo a "cercanos"…]
pero ese es otro cuento…

Hace días que me fijo que ya no corro cuando el tren se acerca,
que no me inmutan los que no se bañan y leen el periódico como si les importara la guerra,
que todos los cafés me saben de igual manera,
que me importan 3 pepinos y una chancleta manca
si hago o no la tarea,
y me pregunto si tengo que culpar a la Señora Rutina,
con todo y su nombre propio.

La misma cordialidad que tiene la vida de presentarte como anfitrión de la fiesta,
aún cuando no has sido invitado y ni champagne has pasado por la lengua,
te hace saber que a veces no tenemos que llorar
para que las lágrimas hagan una parodia,
o digamos que positivamente hablando,
las sonrisas se apoderen de tu boca
y te hagan posar como músico de Orquesta.

El cuento es que ultimamente para mí 2+2 puede ser 5, como 10,
como las veces que multiplico 1 x 0 y me da 0, y hasta 1 para no molestar a Newton
con su relatividad,
aunque no haya sido el quien se haya inventado este rollo,
es la conexión que tienen todas las cosas para que ese señor aparezca bailando en este embrujo y también
sin haberlo invitado.
Ya ven a lo que me refiero…

Yo creo que para que la gente buscara la manera de escaparse de la realidad
[que es una sola],
se inventaron los idiomas,
y al Universal lo mandaron a bañar.
Y yo creo que tiene que ser porque no creo en los amores que se reducen a una canción
y nunca se comparten las melodías,
también quizás porque hace mucho que dejé simplemente de creer,
que computo y verifico lo que meramente mis ojos interpretan,
y aunque sea egoísta o neuro-negativa [no sé si el signo, o si la mala racha de mi cerebro a seguir digitando “asuntos”, o si lo de neuro simplemente me lo inventé]
no tengo otra alternativa que seguir creyendo en los cayos que tengo en los dedos [muchos imaginarios]
de las tantas historias que todavía no me demuestran lo contrario.

Yo debería escribir un libro.
Y no porque tenga nada que decir ni probar,
quizás por la medalaganariamente teoría de que lo que se escribe,
muchas veces es barco de el propio caudal. [Así puedo dejar un poco las metáforas que me salen naturales, para no hablar de la causalidad].
Es posible que me invente una historia de amor,
quizás muchas siendo una sola,
talvez unas cuantas para disfrazar que no conozco al amor,
aunque me canse de escribir de cuantos besos me prestaste.
Talvez así no necesite optar por regalarme una bola mágica,
de las que dicen que funcionan.
Hay tantas cosas en el mundo que se mueren sin tener explicación pública,
como los tantos estúpidos artefactos que se crean para desviarnos del tema principal;
talvez ese sea el papel de aparatos como esos.

Me gustaría comprarme un circo.
Me imagino que ahí nadie llora,
y si lo hacen es parte de la función
o para complacer al director.
Acaso los que lloramos porque lo sentimos somos tan depravados como los que lloran por hacer dinero?
Yo creo que todo está en el motivo,
aunque muchos no tengan uno definido,
o quizás sí y para mí no sea imprescindible.
A eso de que cada cruz es diferentemente pesada de acuerdo con el que la carga. [¿Es así?, yo se que lo modifiqué para que me dieran deseos de regalarle el hecho de que fuera atractiva como la idea].

Yo lloro. Creo que he aprendido. [Antes lloraba por cualquier tontería].
Mucho más de lo que debería,
y reconozco que tengo mucho tiempo que no lo hago.
Yo creo que mi corazón se me adelantó con lo del circo,
y se compró un futuro de vainilla y ha renunciado a amar,
o bueno;
a
querer más de lo normal. [Quizás también a creer demasiado, a olvidar aunque todavía está en el trabajo].
Solo en poemas,
en comentarios llenos de publicidad de que alguna vez tuve vida,
en composiciones de la canción a la que no le se poner rima,
entre las cuerdas de una guitarra que no se tocar,
entre el pulgar y el índice de mis indecisiones [y no porque no sepa]
y mi indiferencia,
entre la envoltura de un chicle con sabor a menta,
y no precisamente para endulzar el paladar,
entre la cómica realidad de unas 2:25 de la mañana
y que hoy,
no tienen sueño,
por la costumbre de soñar cuando no hay tiempo.

Tengo muchas inseguridades laterales encima de mi ojo izquierdo,
porque de un sólo lado tengo seguro el ánimo,
y yo sé que es normal que se acerquen las navidades,
y que tampoco sea de las que se arman todo un arsenal de resoluciones,
pero me está llegando la época de bohemiar [sin que suene nuevo el término]
y no me refiero necesariamente a la pachanga por beber y deambular.

Nada me interesa.
Nada sorprende el ojo que tengo sin inseguridad [el derecho para los que me siguen],
nada me roba las ganas de quedarme en mi casa bañandome con vino no muy formal;
nada se ha convertido en la totalidad de mis aspiraciones como ser humano,
y me pregunto si la normalidad me hace pensar en visitar un particular que nada tiene que ver con mi presente.

No creo que me esté poniendo loca.
Puede ser la temperatura en esta ciudad,
como el tránsito vehicular.
Pero algunas bufandas me ahorcan el paladar
Y todavía son mis pies y la intuición los que me guían.
Entonces creo que es la necesidad de entender porque la necesidad es indispensable cuando nada tenemos que soñar,
y “los pasados” sobrenaturales [palabra subrayada]
se convierten en fantasmas peores que los de GhostBuster para matar.

Yo creo que he mejorado bastante en cuanto a mi dependencia con las cosas que ya fueron,
y también se que me falta por aceptar el blah blah de que hay que vivir el presente,
pero mientras tanto en el Salón de la Justicia,
mis héroes ya no se sientan a desayunar.

Mis planes se han postergado a la futura postulación de Hillary,
quizás cuando ella gane todo tenga sentido, [Hmmm también sé ser un poco dramática e ilusa]
para que Bruce Willis grabe el séptimo.
Es probable que para esa era que se avecina,
mis curiosidades se hayan invertido a simplemente ansiar un trabajo en la Bolsa de Valores,
y yo solo espero que no. [Aunque necesite descansar de mi misma, y de tanta preguntadera y necesidad/necedad (otra vez} de entender muchas cosas].

Aunque quisiera que todo se me respondiera,
no creo que haya necesidad inmediata
de cerrar tantas iglesias baratas (porque sino de que vivieran los padres, ni tan egoísta soy)
[ y baratas porque hablan de todo menos de ese Dios que promueven para diputado, porque la presidencia se la dieron a las apariencias, y lástima que no solo en las iglesias]
lo único que ruego es que Doña Paciencia me regale un chin.

No era de política,
ni de religion,
ni de amor,
ni de pasado,
ni de desamor,
[Todo se me ha conectado, tal y como se juntaron Newton y el otro desarmado]
Es que todo esto se me volvió un sancocho para decir que hoy no tengo ni ganas de vivir.
Y no porque quisiera estar muerta, ni porque he considerado el suicidio, [mi inteligencia se cree dama de alcurnia y solo bebe café cuando hay una junta];
pero para vivir una vida modesta [aquí no he invitado al dinero]
y vacía [en todos los papeles cinematográficos que pudiera esta jornalera conseguir o hacer de doble]
realmente prefiero la parafrenia.
De todas maneras pude hacer juicio de mis manos y aquí dejarlo planchado.

Mejor me voy a acostar.
Estos colores me están afectando.
Aparte de que me molesta [ va en mayúsculas; pero para no ofender porque todavía soy educada]
la no-sinceridad.



MT//




/mood: extremely out of this planet.
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