
Tu Mamá siempre escribió los sustantivos en mayúscula,
siempre y cuando tuvieran sentido aunque solo para ella.
Con pulseras como experiencias, y mientras más,
mejor se endulzaba el tiempo en espera.
Utilizó muchos sombreros…
Algunos raros porque aunque no lo admitiera la atención era inédita para ella;
así como el color de uñas en cada uno de sus dedos.
Uñas que brillaban por su ausencia,
en sinónimo de aburrimiento y curiosidad,
que se perdían entre los bolsillos
de alguno que otro pantalón embriagado en soledad.
Porque sí…
Tu Mamá pensaba demasiado.
Tanto que a veces se le olvidaba que el mundo había sido declarado redondo hacía mucho tiempo,
aunque sus incongruencias siguieran cuadradas como estúpidas porque en su espiral,
sin sabor a veces,
existía gente que no siente como ahora (ya sea para bien o para mal).
Siempre criticó al que se hacía el inocente.
Quizás porque fue el papel que le tocó jugar sin tener que firmar ningún contrato con seguro médico.
Dudó mucho de su necesidad por vivir.
No porque quisiera abonarse con la tierra,
sinó porque la muerte como la vida eran utopías absolutas
cuando la línea que las dividía se tornaban un tanto confusas y hasta tontas.
Admiraba a los héroes que no dejaban huellas.
Aquellos que ordeñaban el bien sin esperar leche para cobrar su premio.
Siempre tuvo la esperanza de que la miel no solo fuera concebida por las abejas.
Con eso de que cuando alguien le recordaba que la sonrisa como el aliento de buena fé
habían sido creación de Dios.
Y valga la aclaración de que nunca fue religiosa (creía más en el vino sin que se le catalogara como alcohol).
Esa tu Madre se jugaba el todo por su todo.
Porque no generalizaba,
pero si agrupaba sus sentimientos de acuerdo a como su lupa ampliaba el conocimiento
aprendido.
Y siempre con la duda entre los pinchos de la cabeza.
Tu Mamá fue chévere.
Como dirían los modernos: “Cool”.
Porque sí que era fría cuando dejaba de amar,
aunque eso ciertamente le tomara mucho más que comprarse un reloj sin botones.
Pero si amó.
Que no panda el cúnico.
Que te quepa la duda de que prefirió sufrir a dejar de hacerlo,
porque de ese jugar la lotería saliste tú.
Y vaya que se ganó el mejor premio.
De su vida esperó siempre mucho.
Por eso solía sentarse en el parque a mirar los carros pasar,
pensando que de igual manera cruzaría la ilusión de solamente soñar
sin tener que añorar que el sueño se convirtiera en realidad.
Lo esperó.
Conoció a su mártir sin espada,
sin hazaña y hasta sin capa,
y no dudó como al principio de colgar su alma sin caparazón
para que de ahí nacieras tú aunque aún no tengas ni almohada ni colchón.
Tu Mamá se enamoró una sola vez.
Muchos decían que estaba loca y de vez en cuando ella embriagaba su corroboración,
porque eso la devolvía a su etapa inicial (la verdadera).
Se enamoró de la posibilidad de que de sus manos nacieras tú en papel,
con la forma de un ciudadano libre,
bohemio sin claudicar,
sin estampas, pero si de armas tomar,
que se pareciera mucho a su papá (en este caso en minúscula por si no apareciera)
al menos en los ojos y en la forma de abrazar,
para que cuando el ya no estuviera
tu recordaras que si viniste al mundo
había sido por amor al corazón del amor (el verdadero).
Ella fue grande.
No solo en tamaño,
sinó en deseo para el que no tiene balanza.
Porque se regía por la pasión de algún día llegar a verte
sin imaginarte,
pensar que estuvieras aquí como cuando ella iba al parque,
y en ese momento tu la acompañaras aunque fuera en foto a blanco y negro (porque todavía estás de pensarte aunque ella no quiera).
Pero tu Mamá te quizo mucho.
No lo pongas debajo de la mesa.
La razón por la que te lo digo es porque fue su última palabra,
esta la primera
que aunque no sea el tiempo de que ella te escriba,
necesitaba dejarlo guardado para cuando el momento fuera;
regalarte las pulseras,
ponerte los sombreros,
prestarte sus pantalones callados
para que sintieras
el por qué tu serías
lo que será ella el día que pueda decirte (sin tener que leértelo)
con el sobre doblado
como la felicidad se convierte en piel y se le regala un nombre propio (Sí porque serás solo de ella).
Tu Mamá fue lo mejor;
porque tuvo los cojones de admitir
que tu eres lo "único" que le ha pasado (como término);
aunque todavía no tengas ni almohada ni colchón.
MT//
/mood: unknown.
/listening to: Jason Mraz- After an Afternoon.mp3
2 comments:
me encanto, si, me encanto, pude leer a mi amam, en muchas lineas!!! bello!
Está cool. Me gusta la imagenes que logras, sin rebuscar, sin que se vean las "columnas".
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