Wednesday, March 05, 2008

Arroz con habichuelas.


Ojalá que Dios me tenga en su calendario.
No es que dude de su disposición ni del tremendo trabajo que se tira conmigo,
pero en estos momentos los coños me están saliendo demasiado caros.

Alguien me dijo que estoy enfrentando la crisis especulada pero irónica de unos 25 que todavía no he cumplido
y ya están comenzando a jugar su desatinado juego de ajedrez con mis instintos.
Entonces de igual forma me pregunto si siempre he tenido entonces los mismos 25
que hoy me hacen recordar que nunca olvido;
que me han hecho cuestionar un futuro que desgraciadamente le responde a todo
y en burla ignora mis preguntas como si se escribieran en papel barato.

Es que lo quiero todo,
y en su cauce;
no tengo urgencia de abrirle la puerta a nada.
He perdido el deseo de caminar sin rumbo
y ponerme los tennis de colores porque sí.
Ya no me da la gana de llorar mis mañas sin motivo
y cada día que pasa, a mi realidad se le agregan 10 centímetros de distancia.
Compro libros que ya no leo.
Disfruto de un café que ya no me sirve para engañar mis dolores de cabeza.
Comparto con desconocidos que sólo conocen mi primer apellido.
Sólo logro con todos los días,
maldecir a la puta soledad;
que viéndose a escondidas conmigo
se pasea después que no le sirvo, tal cual princesa de un cuento que no se le ve final.
Recordandome que con esta mortal hace lo que quiera,
y con todos lo que le plazca
porque al fin y al cabo
su felicidad sigue siendo ese mismo vacío con el que termina engañándome.

Esa fidelidad a mis tardes de no hacer nada
me las cobra con los mismos sueños y barreras por romper que en algún rincón del camino me devolvían la calma,
que al final me quedo esperándola,
sentada en un teatro que reseña la asquerosa gama de sentimientos de un triste burdel;
y después de todo,
con ella.

Nunca le he pedido nada.
No recuerdo el día en que la invité a compartir mis secretos colgados de la almohada y se quedó.
Y sin embargo se mueve...
Se niega a dejarme,
se rehusa a devolverme mi espacio,
me obliga a quemarme las manos con las ganas;
con estas malditas ganas de no haberla conocido nunca
porque es verdad que me he acostumbrado a ella
con el café,
con sus dos de azúcar
aguantándole que se jacte de pregonar ser la protagonista de esta absurda novela.
A sus abrazos que me hacen creer que todo estará bien,
aunque sea la triste voz del corazón la que me diga como son realmente las cosas.

Aunque siempre había venerado su ironía
con todo el respeto que su hegemonía merece,
hoy sencillamente quisiera escupirle la cara.
Porque es verdad que me siento egoísta.
Mi egolatría no me permite querer seguir abrazándola.
Ya no quiero necesitarla ni pedirle consejos que no van a cambiar nada;
sobre encrucijadas que sólo el tiempo se sabe de memoria.
Hoy no quiero dormir con ella
porque después de todo me sigo sintiendo sola.

Y tú...
Que has dejado este amor a su suerte;
sin saber yo si aún deba darle de comer.
Por caridad o porque quizás no me sirva de nada hacer algo diferente...

Y tú...
Que crees que la gente aún se anda enamorando del color de los dientes,
y no de como invertir el día para que llueva
y que de esa forma podamos agarrarnos los suspiros y disfrutar hasta de la risa de la sombrilla...

Y tú...
Que sigues creyendo que al corazón no se le ruega
y que la cabeza si sabe lo que siente...

Y tú...
Que simplemente no crees en el chance de aprender a volar, amando;
de convertir en azul el andamio que me lleve a tu mirada
y ahí quedarme porque es oxígeno innato...

Dime que hago contigo.
Dime como le hago saber a ella que si tú estuvieras no la necesito, sin tener que ofenderla...
Porque otra vez...
Después de todo;
ella ha sido la única que ha sabido ocupar tú lugar...
(Aunque no haya sido mi decisión)
Personificándote...





MT//



mood: lost.tired.sick.
listening to: 3 Doors Down- The Real Life.mp3

2 comments:

miguel y angela said...

simplemente genial!!!!!!!!!

miguel y angela said...

genial! mas nada

 
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