Trayecto.

(Photo: MT//)

Yo no sé que secreto eclesiástico tengan las cosas que se sienten bonitas (aunque tengan algo de prohibídas quizás),
que ahora respirando conversaciones que no me pertenecen,
en medio de un sillón amarillo, y pensando sentar mis emociones en el de al lado,
que a pesar de la gente que se sienta porque siente que tiene que llegar a algún lado,
(y no precisamente porque quisiera acomodarse el cansancio);
en puro relajo la música se engalana conmigo,
burlándose porque todo el mundo me escucha cantar,
y mis palabras que no quieren tener ningún tipo de acercamiento con la poesía;
les prestan el mérito de que se están enamorando.

Albergando mi corazón dentro de la multitud,
permitiéndole a mi inseparable compañero de viajes, que me lea,
ese mi corazón que se cree héroe sin leyenda,
me observa y se encomienda a Dios;
por lo que se ha agregado en esta travesía,
la algarabía de saber que estas sonrisas que se brincan a mi alrededor,
en este simulacro de parque sin árboles mas que con bancos,
que esta sonrisa que se me escapa
no es por el chiste de los que están en al aire, ni los que se ríen de último,
ni por la botella de agua embriagada con mi deseo de que fuera café,
ni por la somnolencia a pesar de que me encanta dormir solo en las mañanas,
y que con todo y mi falta de ganas de entablar conversación con el Sol,
mis dientes se ensanchan y se conectan con los músculos de la imaginación que aún duermen la siesta.
Y me reí,
y me rio,
porque más que bonita la palabra,
es el despertador,
que me toca el hombro y me dice que a pesar de que el deber tiene que ir a clases,
me recuerda que otro día,
desde muy temprano;
me despierto queriéndote.

Debe ser que mis 24 horas estaban de vacaciones,
que mi café mandó a acostar su racismo,
y se vistió con 3 quintales de azúcar refinada en el país de las verdades guardadas;
yo no sé si el efecto mariposa venga incluído como sustancia en pastillas con dosis para sobredosis de enamoramiento precoz,
si talvez anunciaron que el frío sería de colores,
o que llovería solo para mojar las flores,
y todos los días serían de lotería
y se pintarían corazones al 2 X 1.

Lo que sí puedo asegurarte es,
que ésto de contar las horas solo para que nunca se acaben,
es divertido siempre y cuando terminen en tu número favorito,
y recordándome pícaramente,
porque me lo aprendí
y como comenzé a contar a partir de el.

No tengo mucho que decirte,
este no lo planifiqué;
pero entre sonidos, y pasos, y gente cambiando de vagón por cada esquina de estación,
con canciones que apenas me aprendo,
me encantaría que me despertaras como ayer.

Me gusta esto de que se me ocurran cosas para pensar en ti,
aún cuando nunca he dejado de hacerlo.

Piénsalo.
La imaginación si tiene complejo de genio.
El último deseo si lo podemos compartir.


MT//


/mood: <3
/listening to: Taxi Amarillo- Donde has estado.mp3