Wednesday, May 07, 2008

Altavoz.

Es cierto que uno tiene el timón de casi el 90% de las cosas, cuando hablamos de decisión personal, y que el ambiente y las circunstancias juegan el otro 110% cuando perdemos el control de las cosas que entendemos que debieran ser primordiales para el funcionamiento normal de nuestras vidas.

Hoy es uno de esos días en donde pocas cosas me importan. Yo sé que es la razón de haber aprendido sin darme cuenta a no esperar nada en la vida y de igual forma sólo seguir viviendo, o de esperar tanto y quedarme en el último vagón del tren pensando que algún día llegará y cruzar los brazos. Es mi culpa porque pudiera verla de colores, pero a estas alturas parece que estoy muy vieja para apreciar las diferentes saturaciones y cambios, que en ese mismo color pudieran hacer la vida más agradable. Entiendo que a fin de cuentas todo depende de mí y la actitud que asuma para en este escenario, sentirme así de vieja y enfrentar la frialdad que me llega cada vez que pienso que estoy viva y todavía no sé que hacer con eso.

Me he perdido buscándome; y es muy difícil no echarle la culpa a alguien; cuando realmente nadie la tiene, aunque yo sea la autora de este libro sin introducción.

Siempre decía que nunca sería uno de esos, pero a mis casi 25 años, y le he perdido el total respeto a la vida, a las ilusiones; al deseo de hacer algo que rompa las reglas; y me he dedicado a vivir por lo que pueda resolver día a día. ¿Hasta cuando? No lo sé. Pero es verdad que le tengo miedo a crecer, a pensar que en algún momento tengo que dejar mis tenis rojos guardados, y ponerme el traje de empleada para salir a ganarme una vida que no quiero ni necesito, pero que porque lamentablemente no vivo en el paraíso, tengo que pelear. Le tengo miedo a guardar mis risas, a trancar mis aspiraciones para poder olvidar; le tengo miedo a olvidar porque nunca he aprendido a hacerlo; a canalizar las cosas de tal forma que queden como que solamente me estoy haciendo más fuerte, cuando ya no me interesa seguir aprendiendo, ni conociendo de situaciones para luego poder decir a boca llena “been there, done that”.

¿Para qué?. ¿Acaso marca la diferencia saber tanto y en su ironía no saber que hacer con eso?. Es tan difícil decepcionarse de todo y de todos y tan fácil hacerlo de uno mismo; sin piedad porque aquí soy la víctima y el victimario al mismo tiempo. ¿Me sirve saber que cada día que pasa estoy más fuerte por dentro, cuando envío algo totalmente diferente afuera?. Las cosas nunca son como parecen. Nunca. Porque me he dedicado, y voy a hablar solamente de mí, a vivir creyendo que algún día podré recurrir al pasado sólo para acordarme que alguna vez tuve uno, y aunque quiera no es así. La gente como yo que calcula mucho, que piensa tres veces para ofender a alguien, y siempre está pensando en la felicidad ajena primero, no sabe olvidar sin llorar, y culparse por lo poco o mucho que quizás haya hecho, para ponerle otro sabor a tantas situaciones, es tarea diaria del colegio.

Todavía no he crecido; aunque mida 6 pies. Para mí todo sí es como parece, y cuando me doy cuenta de que los cuentos, cuentos son; todo se derrumba en espiral sin importarme saber que estoy a ley de días para hacerme todavía más vieja, y en este caso, con mucha tristeza, sintiéndolo.

Mucha gente critica la confianza que deposito en mis palabras. He tenido literalmente problemas con mucha gente que saca conclusiones sobre lo que soy y como manejo el proyecto de probar si realmente soy lo que digo, o si esto es meramente un juego de palabras que quieren hacerse de cuenta que me pertenecen, o en su defecto, les pertenezco.

Y yo sólo puedo decir que yo no soy nadie. Yo no sé nada. Punto. Yo soy lo que hago ahora, cuando realmente no estoy haciendo nada, y feliz o no, las cosas están y siguen sin color. ¿Qué no quiero estar así? Claro que no. Pero nadie entiende cuando uno solamente quiere copiarle la vida a un zombie, para dar fé y testimonio de que de alguna forma uno ocupa algún lugar en el espacio, aún cuando esté en discusión el lugar…

Nadie tiene porque entender esto. Porque nisiquiera yo le encuentro el comienzo…

Y quizás yo no soy la primera, ni la última; pero en este caso me siento más al final de la fila porque aunque quiera, no sé como engabetar este abismo, que poco a poco me está matando…




MT//




mood:
fucking screwed.
listening to: solitude.

No comments:

 
Clicky Web Analytics